Allí estabas, libre
y perdida, como la luz de un candil con un cristal roto y un gran
vendaval, eso me decían tus ojos.
Te imaginé desde
siempre, aunque te escribiera sólo durante unos dos años, pero fue
suficiente. Suficiente para descubrirte, conocerte. Durante esos dos
años pensé que te conocí al completo, pero sólo era el principio,
el principio de todo.
Suponía muchas
cosas, todas debidas a mis inquietudes y mi imaginación, pero eran
eso, inquietudes. Una fecha, el 8 de marzo, hizo que la magia
surgiera, pero sólo era una fecha, lo que pensaba que había
descubierto no era nada; nada comparado con lo que realmente descubrí
después de esa fecha.
¿fechas? ¿Datos?
Somos así, nos escondemos como cobardes detrás de eso sin ganas de
arriesgar, crecer y ganar, sobretodo de ganar, porque los ganadores
están lleno de eso, de luchadores que arriesgan, se equivocan,
crecen y ganan, y tu y yo estamos llenos de eso.
Siempre imaginando,
pensando… soñando. ¿Y si actuamos? La suerte está echada, es
imposible equivocarse, cojamos lápiz y papel. Si en dos años te he
escrito, te he imaginado, te he ideado… e incluso te he encontrado;
¿Qué y cuánto nos costará conseguirlo?
La receta es
sencilla y jugamos con ventaja. Si en dos años mis letras, mis
palabras te localizaron y engancharon, ¿Qué no conseguiremos
juntos?
¿Qué? ¿Aún
tienes que pensarlo? Sólo tenemos que juntar mis letras, mis
palabras y sumarle al lápiz y papel tu saber hacer. Nada puede
fallar. ¿Empezamos?
Sí, vale, de
acuerdo, hay que pensar muchas cosas… título, temática,
personajes, escenario, época, ambiente, género… pero será
divertido, muy divertido. ¿Te imaginas? ¿Te imaginas que entre los
dos conseguimos lo que hemos soñado siempre?
Eso, escribir,
escribir de verdad, nada de escribirnos citas, palabras, frases,
relatos cortos y cualquier otro texto de esos que nos escondemos casi
a diario por los rincones de casa o entre páginas de nuestros libros
favoritos o incluso esas notas que hacíamos de jóvenes estudiantes
y los camareros, como grandes cómplices, nos entregaban cuando uno
de los dos llegamos antes, y digo antes, porque sé que siempre los
dos llegamos tarde a posta para conseguirlo.
Haz memoria, es
cuestión de mirar atrás, sumar anécdotas bonitas, fracasos,
escoger las que pensemos que van a enganchar y añadirle nuestra
dosis de imaginación y sabiduría para saber enlazar las historias,
esas pequeñas grandes historias para crear una gran historia. Porque
un libro, que digo un libro, un gran libro es eso, pequeñas
historias de la vida sumadas a dosis de imaginación e ingenio para
crear grandes historias que enganchen, enseñen y diviertan.
Así que…
¿Escribimos?