12 jun 2016

Así que… ¿Escribimos?

Allí estabas, libre y perdida, como la luz de un candil con un cristal roto y un gran vendaval, eso me decían tus ojos.

Te imaginé desde siempre, aunque te escribiera sólo durante unos dos años, pero fue suficiente. Suficiente para descubrirte, conocerte. Durante esos dos años pensé que te conocí al completo, pero sólo era el principio, el principio de todo.

Suponía muchas cosas, todas debidas a mis inquietudes y mi imaginación, pero eran eso, inquietudes. Una fecha, el 8 de marzo, hizo que la magia surgiera, pero sólo era una fecha, lo que pensaba que había descubierto no era nada; nada comparado con lo que realmente descubrí después de esa fecha.

¿fechas? ¿Datos? Somos así, nos escondemos como cobardes detrás de eso sin ganas de arriesgar, crecer y ganar, sobretodo de ganar, porque los ganadores están lleno de eso, de luchadores que arriesgan, se equivocan, crecen y ganan, y tu y yo estamos llenos de eso.

Siempre imaginando, pensando… soñando. ¿Y si actuamos? La suerte está echada, es imposible equivocarse, cojamos lápiz y papel. Si en dos años te he escrito, te he imaginado, te he ideado… e incluso te he encontrado; ¿Qué y cuánto nos costará conseguirlo?
La receta es sencilla y jugamos con ventaja. Si en dos años mis letras, mis palabras te localizaron y engancharon, ¿Qué no conseguiremos juntos?

¿Qué? ¿Aún tienes que pensarlo? Sólo tenemos que juntar mis letras, mis palabras y sumarle al lápiz y papel tu saber hacer. Nada puede fallar. ¿Empezamos?

Sí, vale, de acuerdo, hay que pensar muchas cosas… título, temática, personajes, escenario, época, ambiente, género… pero será divertido, muy divertido. ¿Te imaginas? ¿Te imaginas que entre los dos conseguimos lo que hemos soñado siempre?

Eso, escribir, escribir de verdad, nada de escribirnos citas, palabras, frases, relatos cortos y cualquier otro texto de esos que nos escondemos casi a diario por los rincones de casa o entre páginas de nuestros libros favoritos o incluso esas notas que hacíamos de jóvenes estudiantes y los camareros, como grandes cómplices, nos entregaban cuando uno de los dos llegamos antes, y digo antes, porque sé que siempre los dos llegamos tarde a posta para conseguirlo.

Haz memoria, es cuestión de mirar atrás, sumar anécdotas bonitas, fracasos, escoger las que pensemos que van a enganchar y añadirle nuestra dosis de imaginación y sabiduría para saber enlazar las historias, esas pequeñas grandes historias para crear una gran historia. Porque un libro, que digo un libro, un gran libro es eso, pequeñas historias de la vida sumadas a dosis de imaginación e ingenio para crear grandes historias que enganchen, enseñen y diviertan.


Así que… ¿Escribimos?